Si bien Barbados es una de esas islas extraordinarias, ofrece mucho más que unas vacaciones de opulento descanso; es algo más que una reconocida meta del turismo de alta gama.
Incita a recorrerla de punta a punta y descubrir sus maravillas. Por tanto, para asomarse a la tentadora Barbados hay que tener anhelos de -realizando una experiencia «very british»- tomar distancia y relajarse apaciblemente. O, por el contrario, ansias de una temporada de vivir deportivamente. O simplemente tener la capacidad juvenil de llenarse de curiosidad y tener el ánimo de no parar de explorar.
Barbados es parte de las Antillas Menores. Está cerca de Venezuela, y de otras islas, como Trinidad, Tobago, Grenada y Martinica.
Los barbadianos (que se los conoce «bajans»), en un 93 por ciento afro-británicos, se enorgullecen de ese pasado que sigue presente en edificios victorianos, en las iglesias anglicanas, en los museos y en las casas de plantaciones. Acaso ese orgullo se deba a que se considera a Barbados el país más desarrollado de América, tras Estados Unidos, Canadá, Argentina, Brasil y Chile.
Siglos de formación británica han dejado en los barbadenses una actitud que mezcla cordialidad con distancia, una parca amabilidad sonriente que busca permanentemente complacer al visitante.
Con respecto a las playas de la zona, en la costa oeste encontrará playas de aguas cristalinas. Desde allí puede salir en expedición en un catamarán, y ponerse a hacer snorkel entre tortugas gigantes.
La costa este, que da al océano Atlántico, es el lugar ideal para hacer surf o ver competencias surfísticas. En la costa norte está la fascinante Animal Flower Cave, una colorida caverna que es un emblema y está en todas las postales.
En la costa sur está la Crane Beach elegida por el programa internacional «Estilo de vida de ricos y famosos» como una de las diez mejores playas del mundo.
Imagen: Fondospedia